"Era irresistible, con su vestido inventado, y uno de los largos collares de vértebras de sábalo, que ella misma fabricaba. (...).
Aureliano no hubiera tenido necesidad de verla para saber que había llegado. Ella se acodó en la mesa de trabajo, tan cercana
e inerme que Aureliano percibió el hondo rumor de sus huesos, (...)."
Cien años de soledad. Gabriel García Márquez.